Una primera reflexión
Sin importar la edad, muchas personas (la mayoría?) al leer o escuchar sobre inteligencia artificial lo primero en lo que piensan es en alguna película de Hollywood taquillera (franquicias de Terminator, Yo Robot o Matrix por citar de mis preferidas). Si bien comenzamos a transitar un cambio de este pensar, es interesante entender la razón de dicho pensar.
Durante la historia cuando el ser humano no disponía de las herramientas para llevar adelante una idea, utilizaba los medios a su alcance para transmitir o darle forma a dicha idea, desde dibujos, escritos y planos hasta la actuación. En este sentido el cine de ciencia ficción ocupa un lugar clave en las generaciones actuales ya que es el principal responsable de difundir, formar y generar debate sobre las ideas para las que no se disponía de herramientas necesarias para su materialización.
Esto me hace preguntar.
¿Qué pasa cuando con el avance de la tecnología comienzan a hacerse presentes las herramientas para llevar a cabo una idea, que hace décadas solo eran posibles en planos o en el cine?
Una respuesta a esta pregunta la podemos ver en el auge de los drones de la última década. El desarrollo y avances en el almacenamiento de energía (empujado fuertemente por la industria automotriz y por la generación de energías limpias) puso a disposición baterías más económicas, de bajo peso y con mucha capacidad de carga que permitió desarrollar drones que sin baterías de dichas características no se podrían haber producido. Los drones no son un invento de la última década, los podemos ver también en películas como Batteries Not Included (1987) de Steven Spielberg, pero han podido materializarse gracias a que, llegado el momento, el avance tecnológico puso en la mesa las herramientas necesarias para su construcción.
Entonces, si para que el auge de los drones sea tal se necesito de mejor capacidad de almacenamiento de energía, ¿Cuál sería el santo grial para el desarrollo de la IA?. Simple, una mejor capacidad de cómputo (una inteligencia artificial necesita de un “cerebro artificial”), y al igual que la industria automotriz y la generación de energías limpias empujo fuerte el desarrollo de mejores baterías. La digitalización del mundo de las últimas dos décadas fue en gran medida la responsable de ponernos hoy en la mesa procesadores y centrales de cómputos (granjas, nubes, etc) lo suficientemente potentes para que la IA pueda dar los primeros pasos en el mundo real. También los importantes avances en computación cuántica del último tiempo amplían el horizonte de capacidades al que podemos aspirar.
Esto comprende solamente del comienzo, de una reflexión general sobre la inteligencia artificial, que sin duda continuaremos. Para ello, también los invitamos a comentar sus reflexiones, dudas, y demás. ¿Continuamos con la discusión?